Sabemos que la crueldad para con los animales está a la orden del día y es cada vez peor. Ayer vi cómo un chiquito de ocho o nueve años corría hacia una paloma herida. Me detuve para darme el lujo de asistir a una escena tierna de conmiseración infantil. Pero me quedé sin aliento. El niñito, entusiasmado, daba golpes encarnizados con su botellita de agua en la cabeza de la paloma. Las palomas están enfermas y son plaga peligrosa, ya lo sabemos. Pero parece que los seres humanos también (la lista es tan extensa que desviaría irremediablemente el objetivo de este escrito: baste mencionar, en la cresta de la ola, la indolencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en esta emergencia climática).
También sabemos que mucha gente es capaz de dejar a su “querida mascota” encerrada en una terraza en el mejor de los casos, o en un balcón, expuesta al inclemente rayo del sol o de la tormenta, quizá sin agua ni comida, durante todo un fin de semana, y a veces hasta días y semanas enteros. Los pobres animales aúllan, ladran, gritan (sí, gritan) desesperados. Es insoportable, además, para los vecinos; no sólo por la molestia que ocasiona el ruido, sino por lo difícil que le resulta a un ser humano sensible (rara avis, hay que decirlo) ser testigo del sufrimiento de una criatura viviente sin poder hacer nada para aliviarla.
Frente a un episodio de este tipo, decido ingresar a la rebosante de ternura y coqueta página de la Asociación Protectora de Animales, fundada en 1902, http://www.protectorasarmiento.org.ar/, para encontrarme con que las denuncias deben efectuarse en la comisaría que corresponda. Indignado, haciendo uso de mi derecho a protestar, aunque tratando de no ser grosero ni avasallador pero sin poder contener del todo el enojo, escribo:
Me parece vergonzoso que no tengan un teléfono de denuncias las 24 horas y nos manden a la comisaría.
No parece que las intenciones que proclaman sean verdaderas.
Atte.
(firma)
Inmediatamente recibo:
Su mail ha sido recibido y será procesado en las próximas 72 horas.
Gracias por su interes.
Sociedad Protectora de Animales Sarmiento.
Y al día siguiente (mucho antes de las 72 horas, y en domingo):
las leyes no las hacemos nosotros,vos sos una de las personas que eligen a nuestros representantes.
Eso. Nada más. No retiré saludo ni firma en la transcripción. Eso. Con minúscula inicial, además; sin espacio después de la coma; poético contemporáneo, sí.
Perplejo (no escarmiento) sólo atino a responder:
Mucho más vergonzosa la respuesta.
Gracias por la molestia, de todos modos.
Fin de la historia. Comienzo de la renovación implacable de amargura y frustración, tan conocida.
También sabemos que mucha gente es capaz de dejar a su “querida mascota” encerrada en una terraza en el mejor de los casos, o en un balcón, expuesta al inclemente rayo del sol o de la tormenta, quizá sin agua ni comida, durante todo un fin de semana, y a veces hasta días y semanas enteros. Los pobres animales aúllan, ladran, gritan (sí, gritan) desesperados. Es insoportable, además, para los vecinos; no sólo por la molestia que ocasiona el ruido, sino por lo difícil que le resulta a un ser humano sensible (rara avis, hay que decirlo) ser testigo del sufrimiento de una criatura viviente sin poder hacer nada para aliviarla.
Frente a un episodio de este tipo, decido ingresar a la rebosante de ternura y coqueta página de la Asociación Protectora de Animales, fundada en 1902, http://www.protectorasarmiento.org.ar/, para encontrarme con que las denuncias deben efectuarse en la comisaría que corresponda. Indignado, haciendo uso de mi derecho a protestar, aunque tratando de no ser grosero ni avasallador pero sin poder contener del todo el enojo, escribo:
Me parece vergonzoso que no tengan un teléfono de denuncias las 24 horas y nos manden a la comisaría.
No parece que las intenciones que proclaman sean verdaderas.
Atte.
(firma)
Inmediatamente recibo:
Su mail ha sido recibido y será procesado en las próximas 72 horas.
Gracias por su interes.
Sociedad Protectora de Animales Sarmiento.
Y al día siguiente (mucho antes de las 72 horas, y en domingo):
las leyes no las hacemos nosotros,vos sos una de las personas que eligen a nuestros representantes.
Eso. Nada más. No retiré saludo ni firma en la transcripción. Eso. Con minúscula inicial, además; sin espacio después de la coma; poético contemporáneo, sí.
Perplejo (no escarmiento) sólo atino a responder:
Mucho más vergonzosa la respuesta.
Gracias por la molestia, de todos modos.
Fin de la historia. Comienzo de la renovación implacable de amargura y frustración, tan conocida.
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